Así empezó todo:
Cuando fui al Norte de Argentina por primera vez, me prometí a mi misma que, algún día, me mudaría allí un tiempo y aprendería a tejer en telar. Unos pocos años después, el curso vital encajó perfecto y me fui a vivir a Cachi, un pequeño pueblo en los Valles Calchaquíes salteños, en medio de las montañas, a casi 3000mts del nivel del mar. Pensaba quedarme 8 meses. Me quedé 2 años y medio. Así de increible es ese lugar. Así de poderoso, desafiante, duro, hermoso hasta cortar el aliento.
Vitalia se llama la mujer que más me enseñó. No tiene luz ni agua y se gana la vida como pastora de ovejas. Me enseñó a tejer pero más me enseñó sobre la vida.
Tejer siempre me conecta con ese lugar, con ese espíritu que es ahora un poco parte de mi.
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